jueves, 26 de noviembre de 2015

Alrededor de "Desenterrados"


Ayer por la noche, mientras intentaba dormirme, me venían a la mente frases con las que poder comenzar un texto que hablase sobre el fenómeno social que ha constituido la exposición “Desenterrados” del Artista Abel Azcona. Y esto me pasa porque hace mucho tiempo que una exposición, en Pamplona, no traspasaba los límites del interés del reducido círculo de artistas y personal asiduo a eventos artísticos (desde que vivo yo aquí, creo que nunca había sucedido a este nivel). Este evento ha ocasionado un gran revuelo mediático en media unidireccionales y en internet, donde ha habido una gran participación en la indignación colectiva plasmada en redes sociales, peticiones colectivas y denuncias formales específicas. Indignación que se ha producido por muy diversas razones, algo que me ha parecido ciertamente interesante.

Este aluvión de opiniones fruto de la provocación, como digo en varias direcciones, perfectamente orquestado por el artista, me trae a la cabeza la idea de múltiples capas de interpretación. La muestra ha traído la antipatía de diferentes sectores representativos del sistema cultural navarro. La Iglesia ha sido la cabeza visible de la indignación al decir sentirse ofendida por la utilización en una pieza de hostias consagradas, las cuales formaban la palabra “pederastia”. Los partidos políticos más conservadores afines a la confesión católica, han criticado al actual equipo de gobierno, sobre todo al alcalde, por permitir tal evento. La comunidad artística, con básicamente dos posiciones diametralmente opuestas, se ha hecho oír en las redes y otros medios como la prensa, para mostrar su desprecio ante la ambición mediática y económica del artista, al que ven al fin y al cabo como una víctima del propio sistema; o, en cambio, lo han ensalzado por ser un grande y atreverse a realizar este tipo de expresiones en público. La gente que ha visitado la exposición y ha querido dejar su opinión al respecto en libros de visitas y muros, ha plasmado opiniones para todos los gustos y colores. 



Grupos católicos han protagonizado momentos de rezo ante las piezas que los medios han querido presentar como las más polémicas. La televisión local ha incluido en todas las ediciones de los telediarios algunos de los efectos (los que a ellos les han parecido más relevantes) que ha producido la exposición en “la esfera pública”. Incluso en formatos más distendidos, como la tertulia televisiva, se ha sometido a análisis al artista, a su obra y a su cerebro, todo ello realizado por no-especialistas en arte y hasta por un neurocirujano.

Pero eso no es lo más interesante para mí en este contexto. Ni si quiera el hecho de que no se haya abierto un debate sobre la guerra civil, la pederastia o los abusos sexuales. Debate que (supongo yo que será por eso) queda automáticamente invalidado dado el estatus de PopStar del artista que lo propone. Lo que me ha llamado poderosamente la atención es, por un lado, la claridad con la que la gente ha comenzado a pronunciarse sobre lo qué es y no es arte, sobre cómo puede y cómo no puede ser un artista y sobre los límites morales que se pueden y los que no se pueden sobrepasar con la práctica artística. Yo pensaba que esto estaba abierto y en continuo debate y re-construcción. Pero se ve que no, me he perdido el día en que se dio la definición. Y, por otro lado, me resultan muy y muy interesantes todas las fuerzas que afloran ante un evento que, si tan insulso fuera, no tendrían porqué aflorar a lo mejor. La capacidad de convocatoria de quienes han puesto en marcha peticiones en change.org es envidiable, realmente. La facilidad con la que se habla de arte en medios públicos, se sepa o no sobre ello, es sorprendente también. Las contradicciones en nosotros y nosotras, que son continuas y hasta sanas diría yo. La lectura atenta de algunas personas mayores que aproximándose a las fotocopias de documentos, cartas y relatos expuestos, parecían sentir las duras historias de la guerra en carnes propias o cercanas. La auto-proclamación del Artista Abel Azcona como Artista, como en su día hicieran tantos otros…

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