lunes, 5 de septiembre de 2022

Paseo cultural por Valencia. Verano de 2022

Como cada verano desde hace unos años me acerco a Valencia en busca de sensaciones. Ahora que no vivo en una ciudad, pasear por allí, entrar a sus museos, ver sus exposiciones, es como tomar una bocanada de aire justo antes de sumergirme a bucear. En solo un par de días parece que alcanzo a tocar el trabajo de todo un año de muchos y muchas profesionales que hacen de la capital valenciana un enclave cultural cada vez más interesante.

 

Las calles calientes e iluminadas están llenas de vida. 

 

  Street art. Calles de Valencia. Anónimo. Fotografía de la autora

 

De mi recorrido, traigo aquí tres paradas. La primera es en el Museo de Bellas Artes, el cual comparte edificio con la Academia de San Carlos. Esta institución centenaria se estrena en el comisariado feminista con “Haciapoéticas de genero. Mujeres artistas en España 1804-1939”, una exposición que explora los modos de crear genealogías de mujeres en el arte. 

 

 

Eulalia Abaitua. Madre e hijas, perfil de edades, 1900. Obra perteneciente a la Colección Euskal Museoa Bilbao Museo Vasco Bilduma, presente en la exposición. Fotografía de la autora. 

 

 Aunque la producción de la muestra venga de fuera (el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana y el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza firman el proyecto) se trata de una iniciativa imprescindible para el Bellas Artes por varios motivos, según lo veo yo. En primer lugar, el hecho de que las obras de artistas mujeres ocupen el espacio y cobren protagonismo en las salas abre una grieta de difícil factura en el monolito de la modernidad. Esto me emociona. Soy consciente de que la exposición no hace sino recalcar las fases históricas de la lucha de las mujeres en el arte reciente con el que ya estamos familiarizadas. Sin embargo, al entrar, una euforia contenida se expande por mi torrente sanguíneo. Al fin y al cabo, aunque pueda parecer increible, nunca ha sido fácil ver este tipo de cosas. Las políticas de recuperación de nombres de mujeres artistas se han instalado de manera normalizada en los museos solo recientemente. 

 

La interrelación temática y cronológica entre las piezas y autoras da cuerpo al relato. Pintoras como Aurelia Navarro Moreno, Maruja Mallo, Sonia Delauny o Pitti Bartolozzi, fotógrafas como Eulalia Abaitua y Allende-Salazar, Dora Maar, escultoras como Helena Sorolla García, cartelistas como Carme Millà, Juana Francisca Rubio y Norah Borges… comienzan a postularse como sujetos de valor gracias a los nuevos estudios feministas en torno al arte y la creación de memoria en los museos. Al verlas ante mí siento una especie de extraño orgullo de madre que me humedece los ojos.

 

  Manuela Ballester Vilaseca. A mis hermanitas Rosita y Fina, 1929. Obra presente en la exposición. Fotografía de la autora


Veo sagacidad en esta exposición por el importante trabajo técnico y de gestión que implica: préstamos de piezas, colaboración institucional, un importante movimiento de obras desde los márgenes y los almacenes hacia las salas. Pasado el primer chute de adrenalina retomo la cautela y busco llevarme, sin fortuna, un catálogo de la exposición que amplíe y profundice en la investigación tras la muestra. Espero poder tenerlo pronto y resolver estas dudas. ¿Se trata de la manifestación de una nueva ética reparadora del Bellas Artes valenciano? ¿o es más bien una acción que se suma a la corriente de modernización de los espacios culturales? Si es así y responde a una tendencia museológica ¿sucumbe a las bondades y defectos del mainstream? ¿tendrá calado en un futuro la acogida de esta itinerancia en el Bellas Artes? La exposición se vio primeramente en el museo zaragozano. ¿Será una flor en un páramo o quizá un nuevo esfuerzo en pro de la justicia histórica?


La siguiente parada me hace ilusionarme y pensar que las propuestas feministas se me enredan como una melena ensortijada. En el IVAM he podido disfrutar de la exposición-instalación de Mar Arza, "A pesar/ A saber /A tientas" una mirada transhistórica a la categoría mujer entendida como madre o divinidad fértil. La artista une objetos y mística en varias oraciones que estructuran el discurso. Ha sido emocionante ver esos milenarios objetos en forma de estatuillas junto con sus obras y otras de Julio González que inspiran su estética escultórica. Emocionante, sobre todo, porque Arza ha generado una escala de valor nueva en el museo, donde pone a la misma altura piezas arqueológicas, jóvenes creaciones y obras consagradas. 

 

Mar Arza. Femme gaine, 2013. Mujer vaina. 
Vainas de catalpa, pan de oro, pan de letras. (Oración a futuros) 
Fotografía de la autora

 

Ella abre la ventana a un relato hilado por los símbolos y sus significados ancestrales en detrimento de las barreras interpretativas del discurso disciplinario en el arte y la cultura. Es de las pocas veces que he conseguido ver una exposición presentada bajo las concepciones de la museología crítica en una institución museística. No estoy segura de si esta mirada a la mujer-madre es necesariamente feminista, pero me interesa igualmente, sobre todo desde que introduce el texto, la palabra, dentro de la oquedad de una vaina dorada. Creo que es una llamada genial al interior cultural del cuerpo y el refugio interior que todas las personas albergamos.

 

Por último, un paseo por el mismo edificio me lleva a dos artistas en las antípodas que sin embargo derrochan igual pasión por el objeto, gran energía creativa y absoluta clarividencia. Por un lado, Carmen Calvo, la protagonista de otra de las exposiciones del IVAM. Parece que ha llevado allí su universo entero con trabajo árduo y gran mimo. Encuentro muchas muestras de su amplio imaginario, rico, personal, político, reivindicativo, vivo, pop y en expansión, a mi modo de entender. Esta muestra se me ha quedado incluso corta. Por otro lado, el “Estudio Abierto” del artista valenciano Luce, relacionado con la muestra “Pinazo en el espacio público”, ha puesto la guinda. La mirada fotográfica a las calles, a las arquitecturas gastadas, vividas, desteñidas, en desuso… la investigación metódica y la poesía convierten esta muestra en una delicia.

 

Coincido con el artista en una explicación a la audiencia en el momento en que entro en la sala, algo así mismo emocionante aunque por suerte nada excepcional, porque su proyecto consiste en exponer y trabajar en ese mismo espacio del IVAM todo el tiempo que dure la exposición. Anoto: “Ya quedan muy pocos reductos para compartir intimidad y verdad […] hablar en medio del ruido de un grupo de personas es como intentar hacerse hueco en el metro un mediodía de agosto. Si alguien se pregunta qué interés puede tener una paloma perforada en la chapa de una caja de luces callejera que al mecerse con el aire proyecta el vuelo del ave, debería preguntarse qué podría suceder hoy que fuese más interesante.” 

 

Selfie frente a una obra de Carmen Calvo. 
Exposición Carmen Calvo, IVAM

 

 

miércoles, 27 de julio de 2022

María Reig Brotons, fotógrafa

TEXTO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA VII EDICIÓN DE MUJERES MIRANDO MUJERES 

https://mujeresmirandomujeres.com/maria-reig-brotons-sofia-albero-verdu-mmm/

SOFÍA ALBERO VERDÚ mirando a MARÍA REIG BROTONS

Yo me siento en la butaca. Dos personas se encuentran en un proceso de transformación vital, deseando construir conjuntamente algo que todavía no saben qué forma final tomará. El marco es el teatro. La escena. El directo. Las herramientas de que disponen, la música y la fotografía, a las que pronto se añadirán dos cuerpos en danza. Una de esas personas es María Reig Brotons, nuestra fotógrafa.

El trabajo de María en Reinterprétate, la obra de la que os hablo, se da en 2019 en colaboración con Quico Miró Reig, violinista y profesor en el conservatorio de Elche. Quico comienza a elaborar un proceso artístico muy personal e intuye que ella será capaz de comprender su nueva idea e intervenir a nivel visual en el proyecto a través de la fotografía. Ambos son familia, primos hermanos, lo que ayuda a construir ese marco de confianza para uno de sus proyectos más impresionantes y complejos hasta la fecha. Para su participación en esta obra multidisciplinar de doce microrrelatos, María realiza cientos de fotografías, seleccionando finalmente unas 270. La tarea es ingente. Pero la cosa no queda ahí. La tarde del estreno, ocupa su lugar en la cabina y proyecta hábilmente sus creaciones, en directo, sobre el mismo escenario del Teatro Río en que se está dando la actuación. Entre ellas, aparece una feroz fotografía, Sin título, que me arrebata y que más tarde reproducirá en la revista RGB Magazine, editada en Alicante por los fotógrafos Carlos Balsalobre y David Santacruz.

Reinterpretate_Sintítulo_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Reinterpretate (Sin título)

Veo algo místico en ese escenario preclaro, algo dramático en esa línea de sangre que baja. Es ahí cuando encuentro mi corazón en un puño. Es cuando el blanco es tan luminoso que borra las fronteras del cuerpo. Un brazo que ha dejado de serlo y que entra a formar parte de todo lo demás. De un alrededor infinito. La imagen tiene un antecedente. Unos años antes, en 2017, María publicaba en su ig una impresión sobre el mismo tema: el dolor. Ahí estaba, todo su dolor contenido en un vegetal. Su propio corazón, sangriento, sobre una mano entreabierta.

Vestigis_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Vestigis

El impacto de esa imagen es enorme y me lleva irremediablemente a centrar mi atención en su trayectoria. Así, tirando del hilo, descubro su interesante trabajo fotográfico y de dirección en Vestigis, un proyecto de arqueología industrial de la fábrica de juguetes y cuchillos Payá de Ibi, su pueblo natal. En octubre de 2017 se presenta este proyecto que aúna exposición y catálogo junto a muchos compañeros y compañeras de AFIBI en dependencias de lo que fue aquella misma fábrica, parte fundamental de la historia industrial de la Villa, hoy día sede del Museo Valenciano del Juguete. Aquí, me encuentro a una fotógrafa de atmósferas congeladas, suspendidas en el tiempo, delineadas, casi mágicas.

En las fotografías de María Reig Brotons siempre encuentro belleza, algo de misterio y una historia latente.

Cuando experimenta con montajes y diversas técnicas, como el collage o la pintura, me traslada a otros lugares. En las fotografías para el microrrelato número 11, titulado El Instito, por ejemplo, aplica sobre la imagen fotográfica diferentes trazos, templados y calmos, que me recuerdan a las huellas de un “fude” o pincel japonés para la caligrafía.

A veces, el gesto y las texturas guardan el secreto, como sucede en la Narración de Aliciao en las imponentes imágenes en blanco y negro de Clanwilliam, en Sudáfrica. También las múltiples y sutiles capas que sólo permiten intuir una historia que bulle se dan en muchas de sus obras, como en Reminiscencia 3, fotografía ganadora del XXXVI Concurso nacional Vila d’Ibi (2015).

Reinterpretate N11 El instinto_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Reinterpretate N11 El instinto

Narración Alicia_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Narración Alicia

Clanwilliam Sudafrica_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Clanwilliam Sudafrica

Reminiscencia III_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Reminiscencia III

Pero estos sólo son unos cuantos ejemplos. Hay muchos más.
Los objetos irrumpen ante nuestros ojos y permanecen. Mirar estas imágenes es como sentarse en el suelo, remangarse las faldas y observar una escena con las piernas cruzadas. Es como estar ahí delante. Esa transparencia del aire está en sus paisajes urbanos y sus bodegones blancos. También en Periqueta, una serie de fotos realizadas en colaboración con la diseñadora Mireia Reche y la modelo Ainhoa Ruiz donde se incluye, además, pasado y presente del trabajo femenino en los entornos rurales. Mujeres que fácilmente pueden reflejar a nuestras madres y abuelas.

En éste y otros proyectos de María, la distancia entre la imagen y el espectador/a desaparece y su fotografía me recuerda a la belleza expositiva de una pintura; a veces matérica, otras realista, como aquellos pequeños lienzos que tantas mujeres artistas pintaron siglos atrás. Los muros derribados que nos rodean, aquellos que se salen de nuestro lenguaje. Los objetos abandonados, los no nombrados, los que por tanto no existen. Ella mira metódica y concienzudamente la belleza en lo cotidiano. Retrata el blanco a su alrededor y, al hacerlo retrata la luz; esto es, la esencia misma de la fotografía.

Periqueta_Maria Reig Brotons | Mujeres Mirando Mujeres | Sofía Albero Verdú

Periqueta

María es sumamente amable y atenta y trabaja en equipo de forma abierta y generosa. Cuanto más me acerco a su obra mejor veo cómo reconoce y trabaja con sus miedos como si fueran una herramienta más en su cámara. La artista desafía la fatiga que produce una cultura visual de rápido consumo, de usar y tirar. Con su obra es capaz de interrumpir el chorro incesante de imágenes que se sucede con el “swip” de nuestros dedos sobre las pantallas táctiles. Al acercarme a ella veo más hilos que envuelven otras historias. Por supuesto, la red de afectos que vamos creando entre nosotras me descubre muchas más imágenes ya realizadas. Pero sus proyectos crecen y se suceden y son varios y muy interesantes los que tiene entre manos actualmente. Permaneced atentas, hay mucho de María Reig Brotons por descubrir.

 

 

* Todas las imágenes son propiedad de la artista, María Reig Brotons, y han sido seleccionadas para su publicación digital con motivo del certamen Mujeres Mirando Mujeres en su VII edición.

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

Joaquín Miralles en la Ermita

No es fácil ver pintura en Ibi, así que intento no perderme una. Hoy se cierra la individual dedicada a Joaquín Miralles en la Ermita. Me impresiona la coherencia de este conjunto de pinturas que parecen haber sido terminadas todas ellas el mismo día. Pero más que los cuadros en sí, me impresiona el tesón de un pintor que lleva 25 años exponiendo sus obras. 




Si hubieran sido creadas en otro momento y en otro lugar podrían considerarse simbolistas (Los verdes castaños, casi azules) o fauvistas (A contraluz; En esta baranda rosa), cambiando rojo por rosa brillante y azul metálico. Sin embargo, se resisten a obviar la belleza clásica. Traen días soleados y esperanzados que chocan de lleno con el 2020. 
 
Los títulos me remiten a una cualidad de las relaciones humanas que últimamente nos ha sido arrebatada: el apego. Un hogar al que volver, que no se representa aquí con edificios donde sentirse segura, ni con personas en quien poder confiar, sino que se siente en los lugares comunes, cotidianos, del pueblo, que de alguna manera se idealizan y se congelan. Ni rastro de vida que no sea la vegetal y mineral. Espacios vacíos de gente que sin embargo destacan la importancia de la intervención humana en el paisaje a través de las barandas, los caminos, las fuentes, las esculturas y las acequias. Son espacios donde hay huellas, historia. 
 
Me viene a la cabeza ese sentimiento compartido de morriña de la gente joven que vive fuera del pueblo y regresa en días contados. O regresa para quedarse. En un momento en que el regreso y el contacto están restringidos.