Puede que para algunos pase
desapercibida esa puerta azul de la calle San Gregorio. Para mí tiene
un magnetismo especial. Despierta mi curiosidad sobre qué nueva
sensibilidad artística se esconderá tras ella hoy. Esa sensación siempre
diferente al percibir por primera vez la obra de un artista nuevo.
Sorpresa, afinidad, comparación, desagrado, recuerdos… toda una serie de
respuestas que suscitan las muestras en Orizuru, donde se respira la
frescura de un arte actual, que no pesa por sus años sino por el trabajo
de los artistas jóvenes que lo están construyendo.
Gracias a Keiko Hoshino, el alma de Orizuru, disfrutamos desde el pasado otoño de un nuevo concepto de galería de arte, un lugar cálido y acogedor en el cual poder pasear la mirada y activar nuestra sensibilidad. Se trata de un bajo restaurado en pleno casco viejo de Pamplona, rodeado de actividad diurna y nocturna, de bares, pequeñas tiendas y bullicio continuo. Un entorno pintoresco desde el que no sólo se proyectan muestras a nivel local. La directora de la galería ha organizado proyectos expositivos a nivel internacional. Un ejemplo es la muestra itinerante de artistas españoles, entre ellos los navarros Daniel Pérez Flamarique y Txon Pomés, para las ciudades de Tokio, Kyoto y el Museo de Arte de Hiroshima. Y también el proyecto expositivo de artistas navarros en Yamaguchi, coincidiendo con el 30 aniversario del hermanamiento entre Pamplona y la ciudad nipona.
El afán de Keiko Hoshino por dar a conocer nuevos nombres y talentos queda patente en todos sus proyectos, y constituye un ejemplo de valentía y compromiso respecto a la producción y el desarrollo del arte actual. Pocas son las entidades que apuestan por el arte aun desconocido, pero son éstas las que permiten crear nuevos imaginarios y abrir nuevos debates entorno al arte, la estética, las tendencias y el mercado, funciones que por naturaleza corresponden a la exhibición del arte objetual. Keiko ha sabido proyectar este aspecto, desde su particular visión de artista plástica, mediante las exposiciones y además desde la didáctica, puesto que ejerce de profesora de arte en diferentes localidades navarras y en su mismo estudio dentro de Orizuru.
En una de las últimas muestras hemos podido disfrutar de varias etapas de su propia obra gráfica y pictórica. Sobre la mesa del saloncito, algunos grabados apilados, en el mostrador unas acuarelas puestas en fila y algunas esculturillas acompañaban dos libros de jóvenes poetas. Ocupando las paredes, cuadros de diversos formatos y momentos de su carrera. Un ambiente sencillamente mágico en el que la delicadeza de los trazos se extiende por todas sus obras. Estaremos muy atentos a cada paso que dé. El próximo, una exposición del pintor Jaume Martorell, “Pincelada de Mallorca” del 11 de Junio al 15 de Julio en Orizuru.
Gracias a Keiko Hoshino, el alma de Orizuru, disfrutamos desde el pasado otoño de un nuevo concepto de galería de arte, un lugar cálido y acogedor en el cual poder pasear la mirada y activar nuestra sensibilidad. Se trata de un bajo restaurado en pleno casco viejo de Pamplona, rodeado de actividad diurna y nocturna, de bares, pequeñas tiendas y bullicio continuo. Un entorno pintoresco desde el que no sólo se proyectan muestras a nivel local. La directora de la galería ha organizado proyectos expositivos a nivel internacional. Un ejemplo es la muestra itinerante de artistas españoles, entre ellos los navarros Daniel Pérez Flamarique y Txon Pomés, para las ciudades de Tokio, Kyoto y el Museo de Arte de Hiroshima. Y también el proyecto expositivo de artistas navarros en Yamaguchi, coincidiendo con el 30 aniversario del hermanamiento entre Pamplona y la ciudad nipona.
El afán de Keiko Hoshino por dar a conocer nuevos nombres y talentos queda patente en todos sus proyectos, y constituye un ejemplo de valentía y compromiso respecto a la producción y el desarrollo del arte actual. Pocas son las entidades que apuestan por el arte aun desconocido, pero son éstas las que permiten crear nuevos imaginarios y abrir nuevos debates entorno al arte, la estética, las tendencias y el mercado, funciones que por naturaleza corresponden a la exhibición del arte objetual. Keiko ha sabido proyectar este aspecto, desde su particular visión de artista plástica, mediante las exposiciones y además desde la didáctica, puesto que ejerce de profesora de arte en diferentes localidades navarras y en su mismo estudio dentro de Orizuru.
En una de las últimas muestras hemos podido disfrutar de varias etapas de su propia obra gráfica y pictórica. Sobre la mesa del saloncito, algunos grabados apilados, en el mostrador unas acuarelas puestas en fila y algunas esculturillas acompañaban dos libros de jóvenes poetas. Ocupando las paredes, cuadros de diversos formatos y momentos de su carrera. Un ambiente sencillamente mágico en el que la delicadeza de los trazos se extiende por todas sus obras. Estaremos muy atentos a cada paso que dé. El próximo, una exposición del pintor Jaume Martorell, “Pincelada de Mallorca” del 11 de Junio al 15 de Julio en Orizuru.
09/06/10
Sofía Albero Verdú
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