Anoche, 26 de octubre, en el Teatro Río, fue el estreno de Reinterprétate: un sentido y sorprendente homenaje a la música, la danza y la fotografía llevado a cabo por un magnífico equipo de artistas y capitaneado por Quico Miró Reig. Una oportunidad estupenda también para acompañar a la fotógrafa y amiga María Reig Brotons y poder admirar su trabajo.
Digo que es sentido por la evidente y sincera implicación personal y profesional del compositor, que no pudo ocultar su emocionada valoración total de la obra antes de empezar. Y sorprendente porque, aunque podría pensarse que es el pathos el que lleva el timón del barco, hay en realidad un meticuloso trabajo de producción de muy alto nivel que permite dejar fluir el directo sobre un fondo perfectamente estructurado.
Las composiciones instrumentales para cuarteto con piano son de estilo contemporáneo, caracterizadas por una factura libre y precisa, con una cadencia de belleza clásica, regular y redonda. Los contrastes entre imágenes, que dan giros inesperados a la narración, van de la abundancia y la risa al desierto y la soledad. Además, tanto imagen como sonido aúnan felizmente diferentes temporalidades de ejecución. Hay piezas musicales que están escritas mucho antes de concebir esta obra. Algunas fotografías son de viajes anteriores a otras latitudes. Sin embargo, todo ello encaja de forma natural.
Todo está regado con escenas deliciosas por las que pasear la vista y con una danza profunda, lenta, impecable. Las manos, los pies, los gestos… están retratados y tratados con gran delicadeza. Incluso me ha dado la sensación de que, a veces, lo visual es tan potente que deja mudos a los demás sentidos. Es ahí cuando encuentro mi corazón en un puño. Es cuando el blanco es tan luminoso que borra las fronteras del cuerpo. Un brazo que ha dejado de serlo y que entra a formar parte de todo lo demás. De un alrededor infinito. La representación de la solemnidad para mí ha sido otro de los puntos fuertes. La obra está sembrada de referencias a la música y el gesto popular religioso actual, a la evolución estilística de la música clásica, así como guiños a la música de banda de las fiestas patronales.
Asistir a Reinterprétate ha sido como entrar a una catedral, en el sentido que le daba Walter Gropius de “obra de arte total”. Pero no a una catedral cualquiera, sino a una de esas que están construidas bajo un mismo estilo arquitectónico. La luz coloreada baña el espacio justo en el que los cuerpos de bailarín y bailarina desafían el directo. La sonoridad envuelve cada uno de los movimientos y de las imágenes que me hacen mirar arriba, al cielo, con la boca entreabierta. La música se mueve al ritmo de las imágenes y viceversa. Más allá de las evocadoras instantáneas y el atractivo sonido, lo verdaderamente cautivador de estas dos horas de arte en vena es la armonía absoluta entre todos los elementos que componen cada uno de los 12 microrrelatos. Estos trascienden la historia personal reflejada en la obra y el intenso proceso de trabajo técnico y dejan espacio para el deleite, las sensaciones y la inspiración. Todo un acierto y todo un lujo para Ibi que haya sido precisamente aquí su estreno.
Ole ole y ole!!!!!
ResponderEliminar