TEXTO PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA VII EDICIÓN DE MUJERES MIRANDO MUJERES
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SOFÍA ALBERO VERDÚ mirando a MARÍA REIG BROTONS
Yo me siento en la butaca. Dos personas se encuentran en un proceso de transformación vital, deseando construir conjuntamente algo que todavía no saben qué forma final tomará. El marco es el teatro. La escena. El directo. Las herramientas de que disponen, la música y la fotografía, a las que pronto se añadirán dos cuerpos en danza. Una de esas personas es María Reig Brotons, nuestra fotógrafa.
El trabajo de María en Reinterprétate, la obra de la que os hablo, se da en 2019 en colaboración con Quico Miró Reig, violinista y profesor en el conservatorio de Elche. Quico comienza a elaborar un proceso artístico muy personal e intuye que ella será capaz de comprender su nueva idea e intervenir a nivel visual en el proyecto a través de la fotografía. Ambos son familia, primos hermanos, lo que ayuda a construir ese marco de confianza para uno de sus proyectos más impresionantes y complejos hasta la fecha. Para su participación en esta obra multidisciplinar de doce microrrelatos, María realiza cientos de fotografías, seleccionando finalmente unas 270. La tarea es ingente. Pero la cosa no queda ahí. La tarde del estreno, ocupa su lugar en la cabina y proyecta hábilmente sus creaciones, en directo, sobre el mismo escenario del Teatro Río en que se está dando la actuación. Entre ellas, aparece una feroz fotografía, Sin título, que me arrebata y que más tarde reproducirá en la revista RGB Magazine, editada en Alicante por los fotógrafos Carlos Balsalobre y David Santacruz.
Veo algo místico en ese escenario preclaro, algo dramático en esa línea de sangre que baja. Es ahí cuando encuentro mi corazón en un puño. Es cuando el blanco es tan luminoso que borra las fronteras del cuerpo. Un brazo que ha dejado de serlo y que entra a formar parte de todo lo demás. De un alrededor infinito. La imagen tiene un antecedente. Unos años antes, en 2017, María publicaba en su ig una impresión sobre el mismo tema: el dolor. Ahí estaba, todo su dolor contenido en un vegetal. Su propio corazón, sangriento, sobre una mano entreabierta.
El impacto de esa imagen es enorme y me lleva irremediablemente a centrar mi atención en su trayectoria. Así, tirando del hilo, descubro su interesante trabajo fotográfico y de dirección en Vestigis, un proyecto de arqueología industrial de la fábrica de juguetes y cuchillos Payá de Ibi, su pueblo natal. En octubre de 2017 se presenta este proyecto que aúna exposición y catálogo junto a muchos compañeros y compañeras de AFIBI en dependencias de lo que fue aquella misma fábrica, parte fundamental de la historia industrial de la Villa, hoy día sede del Museo Valenciano del Juguete. Aquí, me encuentro a una fotógrafa de atmósferas congeladas, suspendidas en el tiempo, delineadas, casi mágicas.
En las fotografías de María Reig Brotons siempre encuentro belleza, algo de misterio y una historia latente.
Cuando experimenta con montajes y diversas técnicas, como el collage o la pintura, me traslada a otros lugares. En las fotografías para el microrrelato número 11, titulado El Instito, por ejemplo, aplica sobre la imagen fotográfica diferentes trazos, templados y calmos, que me recuerdan a las huellas de un “fude” o pincel japonés para la caligrafía.
A veces, el gesto y las texturas guardan el secreto, como sucede en la Narración de Aliciao en las imponentes imágenes en blanco y negro de Clanwilliam, en Sudáfrica. También las múltiples y sutiles capas que sólo permiten intuir una historia que bulle se dan en muchas de sus obras, como en Reminiscencia 3, fotografía ganadora del XXXVI Concurso nacional Vila d’Ibi (2015).
Pero estos sólo son unos cuantos ejemplos. Hay muchos más.
Los objetos irrumpen ante nuestros ojos y permanecen. Mirar estas imágenes es como sentarse en el suelo, remangarse las faldas y observar una escena con las piernas cruzadas. Es como estar ahí delante. Esa transparencia del aire está en sus paisajes urbanos y sus bodegones blancos. También en Periqueta, una serie de fotos realizadas en colaboración con la diseñadora Mireia Reche y la modelo Ainhoa Ruiz donde se incluye, además, pasado y presente del trabajo femenino en los entornos rurales. Mujeres que fácilmente pueden reflejar a nuestras madres y abuelas.
En éste y otros proyectos de María, la distancia entre la imagen y el espectador/a desaparece y su fotografía me recuerda a la belleza expositiva de una pintura; a veces matérica, otras realista, como aquellos pequeños lienzos que tantas mujeres artistas pintaron siglos atrás. Los muros derribados que nos rodean, aquellos que se salen de nuestro lenguaje. Los objetos abandonados, los no nombrados, los que por tanto no existen. Ella mira metódica y concienzudamente la belleza en lo cotidiano. Retrata el blanco a su alrededor y, al hacerlo retrata la luz; esto es, la esencia misma de la fotografía.
María es sumamente amable y atenta y trabaja en equipo de forma abierta y generosa. Cuanto más me acerco a su obra mejor veo cómo reconoce y trabaja con sus miedos como si fueran una herramienta más en su cámara. La artista desafía la fatiga que produce una cultura visual de rápido consumo, de usar y tirar. Con su obra es capaz de interrumpir el chorro incesante de imágenes que se sucede con el “swip” de nuestros dedos sobre las pantallas táctiles. Al acercarme a ella veo más hilos que envuelven otras historias. Por supuesto, la red de afectos que vamos creando entre nosotras me descubre muchas más imágenes ya realizadas. Pero sus proyectos crecen y se suceden y son varios y muy interesantes los que tiene entre manos actualmente. Permaneced atentas, hay mucho de María Reig Brotons por descubrir.
* Todas las imágenes son propiedad de la artista, María Reig Brotons, y han sido seleccionadas para su publicación digital con motivo del certamen Mujeres Mirando Mujeres en su VII edición.
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