jueves, 29 de agosto de 2013

Impermanencia


Como espectadora y aficionada a la danza, debo decir que he quedado impresionada por el último trabajo de Elisa Arteta, IMPERMANENCIA, presentado el 22 de diciembre de 2012 en el Centro de Arte Contemporáneo Huarte. Consigue convencer aunando danza, narración, espectáculo y pensamiento. En mi cabeza resuena el frío rechinar de los vasos de vidrio contra el suelo y los tensos silencios.

Elisa Arteta es bailarina y creadora especializada en danza y videodanza contemporánea. Sus proyectos han sido gestados y producidos en diversas partes del mundo. Su vinculación con Pamplona nos permite disfrutar de sus trabajos a menudo a quienes residimos en estas tierras. Como ella misma explica en su web “después de varios años de experimentación han emergido tres direcciones de trabajo interconectadas. La primera es sobre el estudio del cuerpo interno a través de la conciencia de la propiocepción (sensación del propio cuerpo). Otra dirección es la exploración del espacio escénico usando como metodología el site-specific para crear el movimiento adecuado en cada lugar diferente. Y finalmente, el tercer campo de búsqueda es la relación con la videocámara y las posibilidades del medio visual para modificar la realidad, considerando el espacio fílmico como otro lugar para explorar.”

Una narración

Al igual que ocurre con las mejores historias, IMPERMANENCIA es capaz de mantenernos en vilo durante la aproximadamente media hora que dura la pieza, haciendo que nos preguntemos qué pasará a continuación. Desde el minuto uno, la bailarina se enfrenta al reto de trasladarse sobre puntos cristalinos diseminados por todo el pavimento, dando lugar a un continuum de movimientos fluidos y arriesgados. El peligro es inminente. Un movimiento en falso y el accidente puede producirse, los soportes pueden romperse. Los golpes secos de los vasos contra el suelo son sobresaltos inesperados, avisos de peligro. Uno tras otro, van conformando los sonidos que, de forma interrumpida, van dibujando en nuestra memoria inmediata una banda sonora imprevisible, producto y contexto de la obra.

Un proceso de aprendizaje

La impermanencia es una de las cualidades más destacables de nuestras sociedades contemporáneas. Todo gira, todo cambia, todo evoluciona de forma vertiginosa. El mundo que nos rodea no es el que nos esperábamos el día que compramos nuestras casas, elegimos nuestras carreras o decidimos nuestro estilo de vida. Parece ser que un futuro incierto nos aguarda. Pero esta circunstancia nos brinda la oportunidad de pensar. La fuerza de lo imprevisible reside en los futuros aprendizajes latentes. 

En este sentido, el aprendizaje puede entenderse, según las teorías constructivistas, como un proceso vital continuo de resolución de problemas en el que vamos construyendo nuestros propios saberes. Elisa realiza un recorrido que le obliga a sumergirse en un proceso continuo de toma de decisiones y, por tanto, de planteamiento y resolución de problemas. Pero no sólo eso, sino que adereza su aprendizaje con componentes como el riesgo y la intriga. Su historia nos atrapa y nos inquieta sobre todo porque circula por un campo de minas.

Los y las espectadoras podemos hacernos una idea de lo que nos está contando. Todas podemos enfrentarnos de una forma más o menos sencilla a los problemas conociendo el terreno y sabiendo cuáles son nuestras capacidades y nuestros objetivos. Pero no todos los caminos son sólidas y fiables extensiones de arena fina y tibia bajo nuestros pies. ¿Qué ocurre cuando nos enfrentamos a una situación de frágil inestabilidad?  En los tiempos que corren, más de una hemos tenido que adaptarnos a nuevos escenarios, nuevas situaciones… para seguir adelante. Descubriendo, incluso nuevas formas de movernos en el espacio (público y privado) al igual que Elisa se mueve por este espacio acotado del Centro de Arte Contemporáneo Huarte.

Una imagen en la retina

La fragilidad del cristal, como una imagen de la precariedad del suelo que pisamos, el equilibrio y control del cuerpo, que sin embargo parece seguir su propio camino, la visión de la bailarina vestida de negro que flota sobre la superficie blanca del suelo… configuran una imagen de Elisa como bailarina pensadora que nos muestra sus destrezas física y mental. Me refiero a que no sólo hace gala de unas rápidas reflexiones y respuestas creativas, sino que consigue captar nuestra atención y mantenernos atentos sobre cuál será su siguiente paso. 

Sin duda, uno de los proyectos más interesantes de su producción artística.


 18/01/13
Sofía Albero Verdú

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